
El informe realizado por el defensor del pueblo “Programación y contenidos de la televisión e Internet: la opinión de los menores sobre la protección de sus derechos” nos evidencia con cifras contundentes que nuestros adolescentes se encierran tras la puerta de sus dormitorios y viven en ese mundo virtual que les ofrece Internet lejos de cualquier tipo de control.
A principios del siglo XXI se hace más patente la existencia de un fenómeno cada vez más extendido: nuestros adolescentes se aíslan en sus habitaciones, son la generación denominada Bunker.
Saltan las alarmas y se comienza a escuchar voces que hablan de la necesidad de que el ordenador no se encuentre en la habitación de los adolescentes, de la necesidad de que exista un control por parte de los padres sobre la actividad de sus hijos en el ordenador.
Bajo premisas de “privacidad” o porque es más fácil desentenderse y así no discutir o simplemente porque existe una gran brecha digital entre padres e hijos, no se cumplen esos requisitos básicos para hacer del ordenador la herramienta tan útil como puede ser.
Sin comunicación, compartiendo casa pero no vivencias, deseos, problemas, angustias y tantas cosas más, se encuentran muchas familias españolas.
Los adolescentes tienden a poner barreras entre ellos y sus progenitores y profesores, es un signo típico de la edad, comprenderles, intentar acercarnos a ellos es una obligación de los padres y profesores.
Evitemos que ese muro sea mayor, prohibir no es el buen camino, conocer y compartir si lo es, los ordenadores y la televisión son parte de la vida diaria de los adolescentes y podríamos afirmar de la mayoría de los niños y niñas de esta época, los padres deben regular su uso, ellos lo demandan, así lo refleja el informe del defensor del pueblo.
A principios del siglo XXI se hace más patente la existencia de un fenómeno cada vez más extendido: nuestros adolescentes se aíslan en sus habitaciones, son la generación denominada Bunker.
Saltan las alarmas y se comienza a escuchar voces que hablan de la necesidad de que el ordenador no se encuentre en la habitación de los adolescentes, de la necesidad de que exista un control por parte de los padres sobre la actividad de sus hijos en el ordenador.
Bajo premisas de “privacidad” o porque es más fácil desentenderse y así no discutir o simplemente porque existe una gran brecha digital entre padres e hijos, no se cumplen esos requisitos básicos para hacer del ordenador la herramienta tan útil como puede ser.
Sin comunicación, compartiendo casa pero no vivencias, deseos, problemas, angustias y tantas cosas más, se encuentran muchas familias españolas.
Los adolescentes tienden a poner barreras entre ellos y sus progenitores y profesores, es un signo típico de la edad, comprenderles, intentar acercarnos a ellos es una obligación de los padres y profesores.
Evitemos que ese muro sea mayor, prohibir no es el buen camino, conocer y compartir si lo es, los ordenadores y la televisión son parte de la vida diaria de los adolescentes y podríamos afirmar de la mayoría de los niños y niñas de esta época, los padres deben regular su uso, ellos lo demandan, así lo refleja el informe del defensor del pueblo.
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