Estas últimas semanas hemos sido testigo de la controversia que ha supuesto que el gobierno francés haya procedido a desalojar a los gitanos de sus asentamientos.
Respuestas contundentes como la de la comisaria de justicia y derechos civiles de la Unión Europea, Viviane Reding, encendieron la llama de la polémica sobre lo oportuno o no de sus declaraciones.
Una nube que por un momento parecía que iba a eclipsar el fondo de la cuestión: un proceder injusto contra una determinada minoría.
La mayor minoría de Europa, son más de 10 millones los gitanos romanis.
Se ha procedido a su expulsión colectiva y no individual, como se debería proceder, en base a tres aspectos: contrato de trabajo, seguimiento de estudios y falta de los recursos financieros suficientes.
Se ha constatado que más de la mitad de los niños romanis no llegan a completar sus estudios de primaria.
Es evidente que este contexto es poco presumible que estos niños y niñas puedan acceder en el futuro a un puesto de trabajo, con todo lo que ello implica.
Estos días esta teniendo lugar la Conferencia Mundial sobre atención y educación de la primera infancia en Moscu.
Uno de los temas a tratar es la educación de los niños gitanos.
Es fundamental que se adopten las medidas necesarias para que no se priven de un derecho fundamental a los niños y niñas romanis, el derecho a la Educación.
Los gobiernos deben implicarse en alcanzar el objetivo de hacer posible que estos niños y niñas tengan acceso a la educación, a una infancia justa.
Se están elaborando directivas europeas enmarcadas bajo el título “incluir a los niños y niñas romanís e itinerantes en los servicios de educación preprimaria”
Luchar por la no exclusión pasa siempre por luchar contra la pobreza.
La falta de educación conlleva sin lugar a dudas a la pobreza, a la exclusión y a la xenofobia de unos pocos que no dudan en aplicar las medidas más impropias de un estado de derecho apelando a la seguridad de la ciudadanía.
No caigamos en la demagogia, no nos dejemos llevar por los discursos populistas que alientan los choques sociales en busca de un puñado de votos.
Sean bienvenidas las medidas que pretenden resolver el problema de fondo haciendo de esta sociedad en la que vivimos una sociedad más justa donde todos y todas podemos convivir sea cual sea la minoría a la que pertenecemos.
No olvidemos que todos somos minoría.
Respuestas contundentes como la de la comisaria de justicia y derechos civiles de la Unión Europea, Viviane Reding, encendieron la llama de la polémica sobre lo oportuno o no de sus declaraciones.
Una nube que por un momento parecía que iba a eclipsar el fondo de la cuestión: un proceder injusto contra una determinada minoría.
La mayor minoría de Europa, son más de 10 millones los gitanos romanis.
Se ha procedido a su expulsión colectiva y no individual, como se debería proceder, en base a tres aspectos: contrato de trabajo, seguimiento de estudios y falta de los recursos financieros suficientes.
Se ha constatado que más de la mitad de los niños romanis no llegan a completar sus estudios de primaria.
Es evidente que este contexto es poco presumible que estos niños y niñas puedan acceder en el futuro a un puesto de trabajo, con todo lo que ello implica.
Estos días esta teniendo lugar la Conferencia Mundial sobre atención y educación de la primera infancia en Moscu.
Uno de los temas a tratar es la educación de los niños gitanos.
Es fundamental que se adopten las medidas necesarias para que no se priven de un derecho fundamental a los niños y niñas romanis, el derecho a la Educación.
Los gobiernos deben implicarse en alcanzar el objetivo de hacer posible que estos niños y niñas tengan acceso a la educación, a una infancia justa.
Se están elaborando directivas europeas enmarcadas bajo el título “incluir a los niños y niñas romanís e itinerantes en los servicios de educación preprimaria”
Luchar por la no exclusión pasa siempre por luchar contra la pobreza.
La falta de educación conlleva sin lugar a dudas a la pobreza, a la exclusión y a la xenofobia de unos pocos que no dudan en aplicar las medidas más impropias de un estado de derecho apelando a la seguridad de la ciudadanía.
No caigamos en la demagogia, no nos dejemos llevar por los discursos populistas que alientan los choques sociales en busca de un puñado de votos.
Sean bienvenidas las medidas que pretenden resolver el problema de fondo haciendo de esta sociedad en la que vivimos una sociedad más justa donde todos y todas podemos convivir sea cual sea la minoría a la que pertenecemos.
No olvidemos que todos somos minoría.