
Si nos preguntasen que es lo que representa la imagen, la mayoría de nosotros/as no sabríamos que responder, lo que sí tendríamos claro que es una representación del mundo microscópico, ese mundo tan ajeno a la mayoría de los mortales.
Se trata de hilos de cobalto constituidos por nanoparticulas magnéticas de cobalto sintetizadas previamente.
Estas partículas denominadas así porque su tamaño es de nanometros, un millón de veces más pequeño que milímetros, que son objeto de estudio de la nanotecnología, ciencia que da respuesta a problemas sanitarios, ambientales y otros desde una perspectiva totalmente innovadora.
Estos días se ha reconocido la labor realizada en este campo por dos químicos de renombre, Luis Lis Marzán, catedrático de química física en la universidad de Vigo y a Avelino Corma, director del instituto de Tecnología Química de Valencia.
Luis Liz Marzan recibio el XX premio DuPont por sus aportaciones en el campo de las nanoparticulas metálicas, con las que pretende predecir, detectar y atacar los tumores de una manera más especifica.
Avelino Corma, recibió la Medalla de Oro de la Década a la investigación e innovación química, otorgada por el CSIC. Corma trabaja en el desarrollo de catalizadores con diferentes objetivos y en nanomateriales para dispensar fármacos controladamente, obtención de polímeros y materiales electroluminescentes.
Han pasado sesenta años desde que el premio Nóbel, Feynman, hizo mención a la manipulación y control de cosas a pequeña escala, tan pequeña como plantearse que la enciclopedia británica estuviera contenida en la espacio equivalente a una cabeza de alfiler. Es más, en su discurso planteo al auditorio que en el 2000 cuando la gente mirase para atrás se preguntaría el porqué no se comenzó a trabajar en esa dirección hasta 1960.
Al leerlo causa admiración comprobar que científicos puedan tener una visión tan innovadora.
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