EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA

Una asignatura que desde su implantación se convirtió en polémica.

En Mayo de 2006 se publicaba en el BOE la LOE.

En esta ley orgánica de Educación se introducían una serie de novedades, una de ellas era la asignatura Educación para la Ciudadanía.

En la Ley se establece la necesidad de situar la educación para la ciudadanía como primordial en la actividades educativas.

Contemplándose la necesidad de que el alumnado conociera los principios y derechos recogidos en nuestra Constitución, los valores democráticos, el funcionamiento de un régimen democrático y los derechos universales.

El educar en los centros de enseñanza implica no solo trasmitir conocimientos sino también desarrollar las capacidades y ayudar a conformar la propia personalidad.

El educar implica fomentar los valores que hagan viable una sociedad democrática en el que el respecto y consideración por la diversidad este garantizado.

El alumnado debe ser conocedor de cual es el sistema bajo el que se rige el funcionamiento de la sociedad de la que forma parte.

Como le pueden hablar de leyes a un alumno/na sin que conozca donde y como se elaboran.

Como se les puede pedir que acaten las normas de convivencia y no se les enseñe cuales son sus derechos como ciudadanos de España, del mundo.

Se crítico la medida por considerar que se trataba de adoctrinar al alumnado.

No sé trata de impartir religión ni moralidad.

No hay un solo libro de la asignatura, hay muchos entre los que puede elegir libremente el centro educativo.

Algunos padres decidieron que sus hijos/as no cursasen la asignatura, les convirtieron en objetores y recurrieron a los tribunales.

El tribunal Supremo no considera que se adoctrine.

Aún así, algunos continuaron manteniendo su postura, lo cual ha supuesto que dos alumnas no puedan obtener su título de ESO.

Un título que les ha sido negado por el equipo docente y rectificada la decisión por la delegación de educación.

Un equipo docente al que hay que felicitar porque tomar decisiones de este tipo no es nada grato y en su decisión ha prevalecido la consideración de que no se puede objetar a una asignatura sin fundamento.